Mi casa ya no es tan casa si no estás tú
Porque... mi casa eres tú.
Mi cama ya no es tan cama si no estás tú
Porque... mi cama eres tú.
Mi comida ya no es tan comida si no estás tú
Porque... mi comida eres tú.
Mi madre ya no es tan madre si no estás tú
Porque... mi madre eres tú.
¡Y mi aire, mis arterias, corazón y estos pulmones!.
28 febrero 2011
22 febrero 2011
El descanso
Yo, que oriento mi mirada
al norte de tus ojos, mi destino,
en mi paseo divisé
mi cuerpo durmiente
en los algodonados márgenes,
de tus mares gemelos
Cierralos bien esta noche.
Cierralos sin miedo,
a oscuras con tu alma
a nada temo.
18 febrero 2011
17 febrero 2011
Querernos sin nosotros
Estallar, estallido, estallo,
no hacer más sino darte lo que es tuyo,
figuras que en mi alma tallo.
Y aquí un beso transparente,
un abrazo sin los brazos,
unos ojos que me dicen:
déjame, vete volando,
mismos ojos que me anuncian:
quédate, te estoy amando,
y un corazón al cual que
sin remedio ando buscando.
Estallar, estallido, estallas,
no hacer más sino darme lo que es mío,
figuras que en tu alma tallas.
Dicho lo dicho
solo pido
disfruta mis regalos
y perdona mis castigos.
Te quiero.
14 febrero 2011
Uno y dos
Como queda estrecha
una cama para dos
tú y yo cortamos por lo sano
para que un nosotros descansara sereno.
Tierra húmeda y mar seco
Alicia abre los ojos y siente.
¡Dile tú a las palabritas que dejen de esconderse
o el lobo humano se las comerá!.
¿Estaremos condenados a ser perseguidos por
nosotros mismos?. ¿Seremos los humanos una especie
de Caperucitas con dientes o de Lobos con caperuza?
Aquella camiseta que te lleva puesta
La gente ama la risa. La risa escansalosa, la risa floja, la risa despiadada, la risa inacabable, la risa inalcanzable, y, triste o alegremente, la risa ridiculizante.
Hacía calor, en el patio de arcos, y yo charlaba al sol. Cuando empecé a sudar, alcé mis brazos y tiré del jersey. Al quitármelo, la gente empezó a reírse, y la risa gritaba: ¡ridículo! Entonces recordé que llevaba puesta aquella camiseta de tirantas, que me descubre mis jóvenes pelos del pecho, que es de colores mágicos, rosa y negra, y que tú siempre me dices cuando la uso: ¡Ay, qué bien te queda, qué bonito estás! Entonces, recordé que te quiero y que cargas de amor cada uno de mis enseres.
Hacía calor, en el patio de arcos, y yo charlaba al sol. Cuando empecé a sudar, alcé mis brazos y tiré del jersey. Al quitármelo, la gente empezó a reírse, y la risa gritaba: ¡ridículo! Entonces recordé que llevaba puesta aquella camiseta de tirantas, que me descubre mis jóvenes pelos del pecho, que es de colores mágicos, rosa y negra, y que tú siempre me dices cuando la uso: ¡Ay, qué bien te queda, qué bonito estás! Entonces, recordé que te quiero y que cargas de amor cada uno de mis enseres.
13 febrero 2011
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