14 febrero 2011

Aquella camiseta que te lleva puesta

   La gente ama la risa. La risa escansalosa, la risa floja, la risa despiadada, la risa inacabable, la risa inalcanzable, y, triste o alegremente, la risa ridiculizante.
   Hacía calor, en el patio de arcos, y yo charlaba al sol. Cuando empecé a sudar, alcé mis brazos y tiré del jersey. Al quitármelo, la gente empezó a reírse, y la risa gritaba: ¡ridículo! Entonces recordé que llevaba puesta aquella camiseta de tirantas, que me descubre mis jóvenes pelos del pecho, que es de colores mágicos, rosa y negra, y que tú siempre me dices cuando la uso: ¡Ay, qué bien te queda, qué bonito estás! Entonces, recordé que te quiero y que cargas de amor cada uno de mis enseres.

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