13 mayo 2012

Mujer casada

Es cierto,
al menos a veces lo parecías:
después de comer llamabas,
así antes de dormir,
te ayudaba a cualquier miseria
sin ser problema para ti,
compartíamos colchón
todos los fines de semana,
pero tú siempre asentías.
La falta de amistades
parecía una buena escusa
te empujé y me rechazaste
y ahora, ¿yo soy el culpable?

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